A lo largo de casi 20 años, el hijo de Miranda dos Santos, Carlos
dos Santos, ha logrado acumular en la vivienda una gran cantidad de muebles
diseñados por el propio arquitecto de la casa.
Durante todo este tiempo, Carlos ha formado una familia, compuesta
por su mujer Daniela y tres niños en edad de hacer muchas travesuras. Este
crecimiento de la unidad familiar pone en peligro los muebles que con tanto
cuidado y amor ha cuidado Carlos durante toda su vida. A todo esto se suma el
deseo de su esposa de re-amueblar la casa con unos nuevos muebles que poder
usar, harta del ‘mirar y no tocar’ que regía en la casa con respecto a la
conservada colección Siza.
Ante esta de situación, el matrimonio llegó al
acuerdo de que la mejor solución sería poner a resguardo toda la colección y
sustituirla por otros muebles nuevos, pese a la reticencia de Carlos. Sin
embargo, Daniela reconoció que mantener en la oscuridad tal repertorio de
muebles diseñados por un tan reconocido arquitecto sería un delito, por lo que
llegó a un nuevo acuerdo con su marido: además de conservarlos serían expuestos
en su propia vivienda. Todo el mobiliario de colección diseñado por Siza sería mostrado
al público, adaptando su vivienda para ello, y creando un nuevo concepto: la casa-catálogo, un registro de la
evolución del arquitecto y de sus diseños.
Con la nueva remodelación de la vivienda, dos
conceptos de espacio van a convivir bajo el mismo techo: uno, de espacio
privado, pues la vivienda sigue dando cobijo a las necesidades cotidianas de la
familia, y otro, de espacio público, por los visitantes que recibe por motivo
de la exposición de mobiliario.
Para hacer posible esta coexistencia de ideas,
la exhibición de los diseños debe ocupar el mínimo espacio posible. Para ello,
a lo largo de la planta baja se vacían
los elementos más macizos (pilares, escaleras, suelo y muros) para
insertar en ellos los diferentes objetos de diseño, como si de vitrinas de
exposición se tratase. De esta forma, este mobiliario es ‘extraíble’ de esos
huecos cuando la vivienda está abierta al público, y se guarda cuando ha de
cumplir su función de hogar.
Estos
huecos creados en los elementos macizos se protegen con grandes vidrios que nos
permiten apreciar esas obras de arte a la perfección, e incluso, pisar sobre
ellas.
Vitrina expositora de sillas
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